Dulce

Dulce

28 de abril de 2009

¿"Quién empacó hoy tu paracaídas?".

Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam.



Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil.

Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en una prisión norvietnamita. A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea, y lo que aprendió en la prisión.



Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó:



Le dijo "Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo derribaron verdad?" "Y usted, ¿cómo sabe eso?", le preguntó Plumb.



"Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funcionó bien, ¿verdad?"


Plumb casi se ahogó de sorpresa y con mucha gratitud le respondió.


"Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí."


Estando solo Plumb no pudo dormir esa noche, meditando:


¿“Se preguntaba Cuántas veces vi en el portaviones a ese hombre y nunca le dije buenos días, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero?"



Pensó también en las horas que ese marinero paso en las entrañas del barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía.



Ahora, Plumb comienza sus conferencias preguntándole a su audiencia:



¿"Quién empacó hoy tu paracaídas?".


Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y hasta uno espiritual.




Moraleja:



A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los pidamos. Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien , o aunque sea, decir algo amable sólo porque sí.



A veces las cosas mas importantes de la vida solo requieren de acciones sencillas

Solo una llamada, una sonrisa, un gracias, un Te Quiero.






Hoy me siento tan enamorada como el primer día,

donde contemplé por primera vez los reflejos,

los cuales detallaban cada perfección de su rostro.



Nunca había visto tal criatura tan perfecta,

era todo un esbozo de sonrisa y cariño.



Cada atardecer a su lado era un aire fresco,

una sensación sin igual algo realmente exótico,

perdía la noción de tiempo mirando esos soles,

que en más de una ocasión me eclipsaban,

como si de la luna se tratara.




Oh! Dulce criatura ¿Qué me haces?,

es verte y me empiezo a derretir,

como si de un helado se tratara.



Deja que mire por ultima vez esos soles,

antes de que me prives de un nuevo bronceado.

7 comentarios:

Andrea perez es LaParka dijo...

...bueno...hacer windsurf...no se me da muy bien, mejor kayak, solo decirte que me encanto tu post, la historia es buenisima como la moraleja, espero saber a ciencia cierta quien envuelve mi paracaidas. Te dejo un saludito, y buen comienzo de semana, un placer leerte, LaParka

Anónimo dijo...

Hola amiga...

Esta anécdota que cuentas, con su moraleja... tienen una razón enorme. A veces no nos damos cuenta de que hay personas a nuestro alrededor que nos hacen más fácil la vida, que nos cuidan, nos velan, nos enriquecen, nos protegen...

Yo, en un día en el que me siento terriblemente triste, tengo dificultad para verlo... pero abriré los ojos y caminaré muy atento, aunque hoy... hoy siento que mi paracaídas no funciona.

Besos.

Winnie dijo...

La historia del paracaidas es ABSOLUTAMENTE maravillosa...¡qué lección de vida! Besos

Juan dijo...

A veces no sabemos quien esta detras nuestra hasta que nos ocurre algo, y entonces nos damos cuenta que siempre han estado ahi en la sombra. Un besazo y @nimo.

TitoCarlos dijo...

Lo realmente malo es cuando algo que siempre ha funcionado un día falla. Quizá el que empacó el paracaidas recibiera una buena bronca en ese caso, sin contar el resto de las veces que funcionó.
Una vez cometí un error grave en el trabajo que trajo de cabeza a un montón de personas durante un par de días. Mi jefe, el cabeza responsable, me defendió diciendo: "solo se equivoca el que trabaja; el resto es fácil que no se equivoque nunca."
Cada uno de nosotros forma un engranage en el funcionamiento social, y los éxitos y fracasos, deben ser atribuibles a todos.

Un abrazote,

Estela dijo...

Siempre encotraremos un paracidas, solo tenmos que saber mirar a nuestro alrededor..

Un abrazo me ha encantado esta historia..

^lunatika que entiende^ dijo...

Fantástica historia!!
Qué cosa más bonita..!

Es cierto que nunca pensamos en quién "empacó" el paracaídas...

Besos!