Dulce

Dulce

22 de mayo de 2013

Pongamos que hablo de Madrid

Como un ave fenix se tratará y tras un viernes frenetico en esas cuatros paredes inertes, puse rumbo  a esa ciudad donde Carlos III se enamoró de esa grandisiosa puerta. El gentio se entremezclaba con todo cuerpo andante, las risas contagiosas hicieron el resto, al paso de encuentros fortuitos con personas pertenecientes a mi vida. La percepción de la vida se forjó aún más fuerte al ver en ese pequeño Gran Zoo, la nobleza sin doble intenciones de esos animales.

Sin duda alguna aproveché al maximo este finde en Madrid.

2 comentarios:

MORGANA dijo...

Y es que Madrid me mata ,pero me enamora,sí.
He de decirte que vivir en Madrid es una locura,deliciosa,pero locura.
¡¡Un beso y gracias por tu comentario!!.

julia rubiera dijo...

Es que Madrid es Madrid. Aunque a mi particularmente me encantan más los pueblinos pequeños. No por eso dejo de reconocer que Madrid es el corazón de España y realmente precioso.
Muchos besinos de esta amiga asturiana .