Un 20 de Enero

Amanece de nuevo,
mientras ese astro perfila,
sus rayos pusilánimes,
una dulce brisa camuflada,
bajo la angelical melodía,
"Te quiero",
hace su inevitable aparición,
dejandome exhausta y pletórica.

Recostada aún en  ese lecho,
cuyos sueños se adueñan,
vilmente de mi corazón,
mi mirada anda inmersa,
ante la llegada de ese ángel,
cuyas alas se despliegan,
suave y tiernamente,
hasta cubrir cada recoveco,
de mi cuerpo.


Y es a través de esa  mirada dulce,
labios de miel,
rostro aterciopelado,
cuando descubro,
que quiero estar a tu lado,
quiero mirarte y sentir,
quiero perderme en tu cuerpo,
mientras tus alas cubren,
cada recoveco de mi cuerpo,
 cuerpo que vive por y para ti.