Escasas horas quedan, para poner rumbo otra vez a esa tierra cuya vigilante nocturna y enamoradiza responde al nombre de Giralda.
Y es en el camino de ida, cuando me encontraré con el sol de pleno, acompañandome como buen samaritano, mientras contornea la silueta de ese bólido.
Llegando a Málaga, mi músculo latente dará un vuelco de manera descomunal y no por lo que dejé allí, sino por ver diminutos animales apartados en el arcén, cuya vida fue robada en un segundo, por el simple hecho de querer cruzar a la otra vía.
Cerraré los ojos al llegar a ese pueblo cuya nombradía es Osuna, para no ver de nuevo una silueta joven, desparramada en el suelo,protegido una vez más por miradas y mentes pensantes.
¿Cual fué la osadía para permanecer inmóvil en ese arcén fuego?, no otra osadía que intentar ir en una rueda, mientras una carcajada le rodeaba todo su rostro, sin percartarse que iba directo a la mediana.
Y será cuando, tras un par de horas con la música a todo volumen, llegaré a esa ciudad cuyo aire sevillano, me conquista y enamorá cada día que siento perderme por cada unas de sus esquinas.
Quisiera cerrar los soles de un plumazo y comenzar la cuenta atrás, esa misma cuenta que me llevará a realizar este verano, numerosos y esplendidos viajes.
1 comentario:
Verás como vas a tener un verano lindo, lindo. Un beso
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