Cae una nueva helada,
en ese octavo día,
del mes de Diciembre,
la risa congelada,
de los niños,
eclipsan a esos soles,
llamados padres.
Sus juegos se convierten,
en el centro de atención,
de unos tantos,
y la vértice volátil,
de otros tantos.
Sus ademanes quedan,
congelados en la retina,
de toda silueta posible.
Sin darnos cuenta,
una silueta aparece,
como caída de ese cielo,
cuyo color grisáceo,
adormece a todo cuanto ilumina.
Su mirada angelical,
traspasa limites insospechados,
su percepción de la vida,
de su vida, más bien,
deja anonadados a los demás.
Su coraje y valentía,
se ha convertido,
en su arma constante,
a cada paso dado.
Con el paso del tiempo,
se ha ganado una medalla,
cuyo valor carece de precio alguno,
siendo merecedora de todas la risas,
miradas angelicales como endemoniadas,
mientras su renombre cobra fuerza mayor,
respondiendo dulce y sigilosamente
al nombre de Inmaculada
¡¡FELICIDADES MAMÁ!!
3 comentarios:
¡Qué bonito!! Un beso os mando a las 2
tiene q estar muy muy orgullosa de ti, me intriga si lo ha leido o no
-Winnie: Un besazo peque!.
-Pensamientos del corazón: Más bien, se lo leí personalmente, y lagrimas brotaron a mismo tiempo de su rostro. :)
Publicar un comentario